miércoles, 13 de octubre de 2010

EVA CECILIA SOLÍS ARROYO Y SU PROPUESTA DE MEDICINA TRADICIONAL SUSTENTABLE.

Eva Cecilia Solís Arroyo es una curandera moderna que vive actualmente en Tlapalehui, una colonia del pueblo de Xoxocotla en el Estado de Morelos. Ella es creadora y directora del Centro de Medicina Ancestral Tlaltonatiuhyo cuyo moderno concepto incorpora medicina, arte, trabajo comunitario, relaciones humanas y recreación. Eva es una mujer mexicana que encontró su destino en el curanderismo después de haberse desempeñado como banquera, asesora empresarial, y funcionaria pública. Conózcala.

De mí puedo decir que soy una mujer muy abierta al cambio. Que ciertamente nunca me imaginé ser curandera, porque antes fui funcionaria pública, banquera y consultora empresarial. Todo me imaginé menos ser curandera, y pues mi vida dio un giro de 180 grados al venir aquí. El contacto con la naturaleza, el poder aprender a valerme por mí misma en todo este planteamiento de la sustentabilidad me cambia la vida. Me cambia la vida porque es estar en contacto con la energía de la tierra, y eso es una diferencias del cielo a la tierra. Nada que ver con las ciudades, con las prisas. Cuando laboraba como consultora empresarial era un estrés constante de todo lo que tenía que atender. Y bueno, la tierra se dio para tener paz y estar en armonía, y yo sé que hay mucha gente que lo quisiera hacer pero no se atreve, porque se pregunta ¿de qué voy a vivir? ¿cómo le voy a hacer?. Y ciertamente uno aprende a vivir de otra manera. Ni se requiere de todo el dinero que se ocupaba para ir a restaurantes, ni para vestirse, ni para tantas cosas que realmente no son necesarias, y aquí, pues uno tiene paz, armonía, tranquilidad, sencillez en la forma de vida, y eso es algo muy hermoso que disfruto mucho.




¿Qué significa ser curandera? ¿Cómo llegaste a eso? ¿Qué haces? ¿Cómo cambia tu vida con eso?
Pues vamos a decir que cuando yo llegué aquí, empezaron a llegar abuelos de diferente tradiciones. Al principio yo decía, bueno ¿por qué vienes? ¿quién te trae?. “Pues el gran espíritu”. Y ¿a qué vienes? “Te vengo a enseñar esta curación”. “Te vengo a traer este diseño”. “Vine a limpiar aquí y nunca más voy a regresar pero vine a hacer una limpieza energética”. Y yo decía, bueno Dios mío ¿dónde estoy? Porque al tercero bueno está bien, pero al quinto, al séptimo, que empezaron a llegar, yo decía ¿qué es lo que tengo que hacer en este lugar? Realmente estaba muy sorprendida. Ellos me dijeron que a mí me correspondía venir a sanar pero que no lo iba a hacer hasta que algunas gentes me lo pidieran. Y yo decía, pero ¿cómo se van a enterar que yo curo, si nadie sabe, ni yo misma? Y así fue como un buen día, más o menos después de un año, una comadrita que se estaba muriendo, ya hasta me estaba encargando a sus hijos. Yo fui a visitarla, por casualidad, entre comillas. Me dijo “ayúdeme comadre, ayúdeme porque me estoy muriendo”. Y en ese momento, surge desde dentro. Uno cuando sana en realidad es solamente un medio, el que sana es del gran espíritu de Dios o como cada quien le quiera nombrar, pero el poder es sólo un medio para que eso suceda. Ha sido una satisfacción muy, muy grande. Vamos, nada lo equipara, ni siquiera cuando representaba a México en foros internacionales. Sobre todo cuando es con la población indígena, ha sido como recuperar nuestras formas de sanar. Ellos tampoco recordaban que estas fueran sus formas, igual con la medicina alópata y con las pastillas, y lograr ahora que sepan que hay que sanar el espíritu para que el cuerpo físico se cure. Para mí es un logro que la gente pueda acercarse hoy a mí aunque sea güerita y de fuera, acercarse a sanar su espíritu y su alma más allá del cuerpo.


¿De dónde eres?
Del Distrito Federal

¿A qué te dedicabas antes de venir aquí?
Pues como te dije, era funcionaria pública, banquera, asesora empresarial.

¿Hace cuántos años estas aquí?
Diez


¿Y cuando tú llegaste aquí ya sabías que eras curandera?

No. Bueno, ni me imaginaba que yo iba a vivir aquí. Yo compré este lugar para venir aquí los fines de semana y tirarme al sol a descansar. O sea, mi casita de campo y según yo a descansar. Imagínate, creo que es donde más he trabajado en toda mi vida. Y bueno, irle dando forma a un sueño.

¿Cuándo empezaste a soñarlo?
Pues estando aquí. Era como ponerme en contacto con el lugar y ver qué me pedía cada espacio, para que fuera como un lugar en donde esta sabiduría ancestral pudiera ser una conexión con el mundo occidental. Como que la gente cree que esto ya se perdió, que ya se murieron los antepasados, que ya no existen. Entonces yo quería un lugar en donde vieran que hay otras formas de sanar.
Mi papá es médico militar y él tenía un hospital y desde niña yo decía no. Mi papá me decía tómate una medicina y yo decía no, yo me curo sola y yo me curo sola, y mi papá obviamente me decía, estás loca, qué te vas a curar sola. Pero yo sabía que es horrible, que eso no podía ser la forma de sanar. De alguna manera empezaba ver desde el norte hasta el sur de América esta medicina milenaria, de este trabajar para que entres en unidad contigo mismo, con la naturaleza. Ese es el eje, ese es el principio. Entonces ¿qué había que hacer? pues encontrar un lugar que permitiera que la naturaleza sea la que cure. A mí lo único que me toca hacer es que ustedes se alineen con las energías del sol, de la tierra del agua, del aire, del fuego, del éter.

¿Y eso cómo lo aprendiste, si andabas en otro asunto? ¿Cómo lo descubriste? ¿Cómo te llega?
Es como compartir con abuelos -abuelas y abuelos en familia- esas formas que tienen ellos de sanar. A veces ellos venían, a veces yo he ido a visitarlos a sus lugares, a los más recónditos, que ni te imaginas, en las sierras, bueno, lugares muy, muy lejanos. Creo que realmente esos abuelos en la vida no andan por las calles. Hay veces que llegas a esos lugares para conocerlos, para verlos y poder obtener la bendición, los permisos para poderlo hacer. Porque no es nada más porque se me ocurrió, se me antojó y ya empiezas a curar, sino realmente es este poder abrir el corazón para ser uno con los elementos porque ellos son los que lo curan a uno.

¿Tuviste una iniciación en esto?
Pues, vamos a decir, si así lo quieres llamar que sí hay alguna iniciación.

Para los indios del norte, por ejemplo, hay una búsqueda de visión que ellos le llaman visión Quest. Son 13 días de estar en ayuno allí en la montaña, para aprender estar con uno mismo. Yo creo que ese es el sentido más importante, uno piensa que va ver allí muchas cosas, la visión, pero es la visión de uno mismo. ¿Dónde está uno? ¿Hacia dónde va? ¿Qué pasa con uno? Entonces es como irse metiendo a vernos por dentro y por fuera y poder tomar un lugar en el mundo, el que realmente a uno le corresponde, porque yo creo que tarde o temprano uno vuelve a lo esencial, a lo que es uno. Yo digo, bueno ya estudié, ya hice maestrías, ya viajé, ya hice muchas cosas que en su momento también me dieron mucha satisfacción, definitivamente, pero que hoy por hoy no cambiaría esta vida por ninguna.

¿Y viene mucha gente por acá?
Bendito sea Dios, sí viene bastante gente.

¿Cómo se entera la gente?
Pues de boca a oído, la verdad por recomendación, porque las gentes ya se curaron. Por el Internet también, en el Internet está la página para que puedan visitar y ver las fotos, yo les digo para que se animen a la experiencia vivencial. Pero mucha gente dice: “que bueno que yo no supe a lo que venía, porque si hubiera sabido no vengo”. Porque aquí uno viene a romper límites, desde meterse aquí al canal, hoy que no se ve nada por que el agua se ve rebotada, porque hubo un aguacero pavoroso en la mañana, bueno pues no puedes ver el fondo. Y así como ésa hay muchas otras sanaciones que te implican traspasar tus límites. Cuando tú rompes un límite la mente se desestructura y es cuando puede haber cambios. Si tú te fijas, desde las palapas, las camas de otate y todo lo que hay aquí es súper rustico, mi intención no es repetir la zona de confort que tienen la gente en la vida cotidiana sino que realmente venga a confrontarse, si no es por el aire, es por el agua, o por la tierra o por donde sea, pero algo aquí se cae. No te vas así como si nada. Algo se mueve.

Y ¿has tenido experiencias con personas en las que tú hayas visto cambios radicales y que tú sientas que esa persona tenía que venir aquí a tener esa experiencia?
Fíjate que es algo muy curioso. Me dicen que debería sacarles fotos antes y después que se van. Y es increíble porque … dices ¿un fin de semana? Pero es un fin de semana de trabajo muy intenso. Desde que amanece hasta que anochece estamos trabajando, trabajando y realmente los testimonios que las personas dan son fuertes, no solamente de cuando están aquí sino ya cuando todas las energías se asientan. Dicen, bueno logré encontrar mi centro, mi equilibrio, pero cuando yo salga ¿qué va a pasar? y para sorpresa de ellos las cosas se acomodan. Si tú te alineas con la energía de vida de la madre tierra y con la luz que está dispuesta desde lo alto, todo se ordena. Lo que pasa es que andamos como locos y estamos todos desconectados y fuera de nuestro centro. Pero una vez que tú logras restablecer esa conexión, entonces las cosas se van a ordenar. Porque tú te alineas lo demás se alinea.

¿Sientes que encontraste tu misión en la vida?
Si

¿Piensas que todos tenemos una misión en la vida, o no necesariamente?
Lo que pasa es que cuando hablamos de misión en la vida nos imaginamos que tiene que ver con el hacer de la persona, cuando en realidad es el ser. Yo creo que todos somos espíritus que venimos a evolucionar, que encarnamos para tener esta experiencia humana, pero que el fin último pues es regresar a esa unidad con nosotros mismos, con la naturaleza y para eso está el Tlaltonatiuhyo. Ese es el espacio, eso es lo que nos mueve. Y ¿qué retomamos? Pues todas estas enseñanzas y sabidurías, formas de vida de los antiguos. Digo de los antiguos mexicanos, pero en realidad es toda América desde el norte hasta el sur. Y bueno, aquí tú viste ese letrerito que dice “en Tlaltonatiuhyo intentamos honrar a nuestros ancestros” ¿A través de qué? De no generar basura, algo tan elemental. ¿Cómo voy a vivir en armonía con lo que me rodea? Pues no generando basura, cuidando y respetando el agua. Haciendo tequio, aquí hay mucha gente viene y paga con trabajo por ejemplo.

¿Qué es tequio?

Quiere decir faena colectiva. Tú puedes venir y trabajar. Hay gente que quiere venir a aprender la construcción natural, entonces vienen y trabaja a cambio de alojamiento, de comida y de aprender, entonces es una ayuda mutua. Eso quiere decir “Tlapalehui” que es el nombre del lugar donde estamos, digamos la colonia. Eso quiere decir, ayuda mutua. Entonces el tequio y también el trueque. La gente muchas veces necesita el dinero para poder ser curada y yo necesito el dinero para comprar lo que ellos venden, entonces hacemos trueque, eso es otra manera también de hacernos llegar lo que necesitamos y que entre todos podamos ver la forma de que se cubran nuestras necesidades.

¿Podríamos hablar un poco sobre el temascal, de la importancia que tiene? ¿Crees que debería de haber un temascal en cada comunidad?
Fíjate que antes, todos en nuestras casas teníamos temascal, nacíamos en el temascal. Al tiempo que las abuelas nos presentaban a los rumbos, a los espíritus de los elementos, los abuelos miraban el cielo y sabían a qué veníamos. Y de hecho esa información la puedes obtener a través de la gente que lee el tonalamatl, yo no lo hago pero hay gente que se dedica a eso. El tonalamatl es el mal llamado calendario azteca, porque de acuerdo a tu fecha y hora de nacimiento podemos saber cómo estaban los astros y qué es a lo que venías. Entonces se te educaba de acuerdo a lo que venías, no como ahora que te dicen váyase allí a una escuela que le den cosas, no digo cosas que no sirvan, pero fundamentalmente enfocadas al hemisferio racional, no al creativo. El punto es que en cada casa tenían su temascal, no tan sólo en la comunidad, y cuando tenías problemas con la comunidad al temascal. ¿Para qué? para que la gente pudiera hablar desde el corazón, hacer a un lado la necesidad de tener la razón, imagínate que maravilla. Matrimonios, bueno, a mí no sabes lo que me encanta que la gente llegue y digan: “Queremos fumar la pipa de la paz”. Familias, o parejas, vienen a fumar la pipa de la paz. Al menos saben que hay instrumentos, formas de poder llegar a acuerdos y el temascal era así en la comunidad, lo básico. ¿Por qué? porque te vas a confrontar y vas a ver tu ego, tu soberbia, tu necesidad de tener la razón, tu importancia personal, tu lo que sea, para que entonces eso se componga y pueda llegar un acuerdo en bien de la comunidad. Y al final, bueno tú lo viviste ahora, y se sana todos los cuerpos.

¿Hay algún proceso que se deba seguir para tener un temazcal o a cualquiera que se le ocurra lo puede poner?
Bueno, creo que eso sería una falta de respeto. Anteriormente pasaban diez años como hombres fuego cuidándolo, diez años recibiendo las piedras, diez años poniendo la medicina, diez años trabajando con los chicahuates, con las astas de venado para colocar las piedras y 10 años más para que te dieran el permiso de poner el agua. ¿Tú te imaginas cuántos años implicaba ser un temazcalero, un corredor de temazcal? Ahora claro, nos la abrevian. Pero aún así, aunque puedas estar corriendo temazcal durante muchos años, que tú tengas la bendición de un abuelo para decir de veras “eres corredor de temazcal” pasa mucho tiempo. Y ahora por dinero hasta en los hoteles ¿no? y los hacen de madera y muy elegantes, pero no tiene nada que ver con el verdadero ritual del temazcal. Tienes que saber qué hacer con la gente que puede estar allí en crisis. Hay momentos fuertes en el temazcal y bueno se necesita saber qué hacer con la gente. Hay algunos a los que les gusta evadirse y se desmayan.

¿Quién autoriza, o quién da los permisos?
Bueno, los abuelos que ya son corredores de temazcal y que ven tu trabajo, como todo, para que seas corredor de temazcal se va ganando con trabajo y los ancianos saben a quién le dan los permisos y a quién no.

¿Qué significa ser un corredor de temazcal, el corredor pasa por todas las funciones?
Es quien deposita el agua, quien pone el rezo, quien lo lleva. Aquí Rafael Antonio Martínez y yo somos los que estamos con la bendición para ser corredores de temazcal.

¿Y nada más ustedes?
Si

¿Y los que manejan el fuego se especializan en eso?
Sí, se les va dando la instrucción, se les va dando el permiso. El permiso son cargos que vas teniendo para poderlo hacer, como Ana que pone la medicina, es poquito a poquito ir ganándose el cargo.

¿ Podríamos decir que Ana está en entrenamiento?
Si, para poder poner la medicina y los cantos, es fundamental que aprendas los cantos. Y sobre todo, más que nada -son cuatro puertas, siempre se trabaja con los cuerpo- pero más que nada yo diría que lo que más importa en que tengas esa conexión para fluir, porque es sentir las energías de la gente y qué es lo que hay que decir, qué es lo que hay que hacer, nunca hay un temazcal igual, o sea, nunca de los nunca.

¿Porque tú lo estás creando?
Claro, porque es conectarte con lo que la gente está pidiendo, con lo que la gente está necesitando, con lo que le preocupa en ese momento, y hay un diseño global general, vamos a decir, de los elementos, de las puertas, pero en realidad es dejarse fluir para la meditación. ¿No sé tú cómo te sentiste?
Yo me sentí muy bien.

¿Existe algún otro ritual interesante?
Sí, hay otro ritual que es igual de poderoso que el temazcal, es la poza de barro. Es una poza en donde uno se hace uno con la madre tierra. Desde la cabeza hasta los pies te recubres toda de lodo. Y lo que hace el lodo es sacar el exceso de fuego. Todo lo que es inflamación, todo lo que es dolor, el fuego lo extrae. He visto maravillas, de veras bendiciones, varices que ya no son operables y que se salen. He visto milagros de verdad.


Poza de barro en el Tlaltonatiuhyo



¿Tú provienes de alguna familia religiosa, tradicional, indígena o algo así? Lo que yo quiero entender es cómo tú estás puesta aquí.



Por mis venas corre sangre purépecha. Mi familia es de Guanajuato, de Pueblo Nuevo, Guanajuato, de allá es la parte materna. Y también por la paterna todos son de Celaya, Guanajuato. De tal manera que sí, por mi sangre corre sangre indígena. Por la de todos nosotros, el problema es que no nos acordamos. ¿Dime qué sangre corre por tus venas? Obviamente española, pero de la indígena ¿cuál? No sabemos. Por la mía es la purépecha y la chichimeca, entonces esa es la parte con la que me contacto. Pero todas las tenemos, dime ¿quién no? tenemos lo indígena, que no sepamos cuál es otro dilema. Todos deberíamos saber cuál es la sangre que corre por nuestras venas.

¿ Y tú cómo te proyectas en este camino digamos a cinco años?
Espero ya haber consolidado el Tlatonatiuhyo que es esta casa de medicina ancestral, y ya estar trabajando en el proyecto de hacer un museo comunitario viviente, ese es mi gran sueño. Que así como cuando vas a los centros ceremoniales y dices, allí hay un temazcal, vengas aquí y lo vivas. O como aquí el canto y la danza alrededor del fuego, las envolturas de yerba, los masajes que todos son tradicionales. Hay médicos tradicionales de la región que vienen a atender aquí a la gente, hacemos exfoliaciones, hacemos envolturas de yerbas medicinales, sanaciones, limpias, curaciones, bueno, es una gran gama de servicios que ofrecemos. Pero todo eso tiene que ver con la medicina, y la idea del museo es que hubiese también áreas para que tú pudieras también venir a aprender, a hacer cestería, tallado de madera, labrado de piedra, artesanías, las que fuesen y que hubiera por ejemplo una área de cultura, el canto, la danza, la música, la poesía, las lenguas, el teatro. Otra del deporte, desde el palo encebado hasta el juego de pelota, tarasca, hay tanto deporte. De tal manera que tú pudieras venir y dijeras “voy en la mañana al temazcal, en la tarde voy a aprender hacer unas ollas de barro, y en la noche voy a ver una obra de teatro, a ver quién era Quetzalcoatl”. Qué lindo. Sería maravilloso, ¿no? Lo que te digo, el poder estar escuchando cuentos, leyendas, poesía en lenguas indígenas alrededor del fuego, es recuperar la esencia de las prácticas indoamericanas para recrear las formas, por que no se trata de regresar atrás como estábamos, no. Se trata de recuperar la esencia y de recrear las formas, ese es el gran reto. Y sueño con un museo comunitario viviente que dé a este pueblo no solamente los recursos económicos sino la experiencia de poder ser -yo les digo- “indígenas ricos”. Que podamos constituir células que sean autosustentables, poder ser productivos, rentables y con mucha dignidad de ser indígenas.


Dijiste que estabas muy contenta de estar aquí con un proyecto autosustentable. ¿Podrías hablar un poco más sobre esto?
Claro, bueno, la sandía que comimos hoy pues nació de aquí, también tenemos. El hecho de poder sembrar lo que normalmente tiramos como basura, porque estas semillas, estás de acuerdo normalmente van a dar a la basura. El hecho de poderlas sembrar, y poder ver cómo crecen y después cortarlas y comerlas es una bendición, la verdad. Obviamente no sembramos todo lo que comemos, hay algunas cosas que hacemos y otras que todavía las compramos. Pero no solamente es en la alimentación, sino también por ejemplo en la construcción, si tú te fijas todo está hecho con los materiales de la región, que es el acahual, el bambú, el otate, el carrizo, se arrepellan con lodo, con baba de nopal. Hay muchas técnicas para poderlo hacer, techos de palma, o sea todo, todo lo podemos hacerlo nosotros. Entonces, creo que así deberíamos de aprender a ser autosuficientes, cazar, traer el agua, sembrar, construir nuestra casa, nuestra ropa. ¿Qué más, qué más?

¿Y en este sueño entra la tecnología?


Sí. Claro, por ejemplo, todo lo que es la energía solar, los biodigestores, el riego por goteo, por supuesto hay una tecnología que empleamos. Por eso te digo, no se trata de irnos atrás, aquí tenemos todo lo que es la electricidad y el cableado del teléfono para el Internet. La gente me dice ¿tienes internet? claro que tengo Internet por supuesto cómo me conecto con el mundo externo. No estamos negando la tecnología sino el uso que le damos. Y si tenemos baños secos por supuesto, por que no queremos seguir jalando una palanquita y no saber a dónde va a dar todo eso, pero están los bio-digestores en lugar de las fosas sépticas, y está la energía solar en vez de la energía. Ese es mi sueño el más inmediato ya no quiero seguir pagando luz
, que pueda ser el sol el que nos rodee de energía.

¿Qué son los bio-digestores?
Los bio-digestores van a transformar todo lo que sale de los baños, se transforma para que ya no vaya a contaminar más agua.

¿Y en qué se transforma?
Pues, no sé exactamente de la tecnología del bio-digestor, solamente sé que es una manera limpia de tratar los desechos de los baños para que no vayan a contaminar a ningún lado. La técnica precisa no sé como le hagan, estoy en este paso de la energía solar y de los biodigestores y también los calentadores solares.

¿Si tuvieras la oportunidad de promover este tipo de vida o de comunidades en un foro qué es lo que compartirías?


Yo diría que perdamos el miedo de regresar a lo esencial, que la paz, la armonía con nosotros mismos, con lo que nos rodea, con la naturaleza, hace realmente una vida totalmente diferente, sin estrés. Yo no digo que sea sencillo estar levantándonos antes de que salga el sol para trabajar y sembrar la tierra. Siempre decimos“madrecita tierra” “madrecita tierra” pero a la hora que toca trabajarla es duro, pero la satisfacción, la energía que tú pones es la que ella te devuelve, es una bendición. Realmente es vivir en armonía.


¿Y dentro de este proyecto dónde queda la industria?
Pues mira a mí siempre me dicen ¿qué hay en tu pueblo?. Yo siempre les digo que mi pueblo vale por lo que no tiene, no hay policías, no hay mercados, no hay semáforos, no hay bancos, no hay cines, no hay nada, o sea qué es lo que realmente necesitamos ¿cómo qué? dime ¿qué se te ocurre?


Estoy hablando de la industria de producción de artículos como carros, lavadoras, eso ¿dónde queda en este mundo o está de más?
No, yo tengo lavadora, todo lo que nos pueda ahorrar y facilitar. No estamos en contra en la tecnología ni de la industria, simplemente que si vuelves a lo esencial hay muchas cosas que no son necesarias y que colectivamente se pueden resolver. Todas esas industrias crecieron mucho por el individualismo, cada quien tiene que resolver lo suyo y entonces te tienes que agenciar de todo. Pero cuando lo haces de manera colectiva y te vuelves hacia lo esencial te das cuenta que hay muchísimas cosas que no se necesitan.


¿Cómo quisieras promover este espacio?
Pues yo diría que se atrevan. La gente normalmente cuando viene termina agradeciéndose la oportunidad que se da a sí misma, de probar algo diferente. Simplemente es diferente, estamos tan alejados de la naturaleza que venir a contactarla y también a nuestras raíces, nuestros orígenes. Te da la oportunidad de una experiencia diferente que transforma, que confronta, que te permite ir mas allá de los límites que nos hemos impuesto a nosotros mismos o por la cultura. Aquí muchas cosas se acomodan, hay una sensación de libertad de bienestar y procuramos apapacharnos.


Realmente si nos preocupamos porque la comida sea deliciosa, para que más allá de las experiencias que vivas, digas: ¡qué bien me siento! ¡qué rico! ¡me hacía falta!. Este lugar es apapachador, es relajante, es hacer un alto y permitirte entrar en contacto con la naturaleza, es diferente y en fin, este lugar es muy mágico.



Para concluir, me gustaría saber ¿cómo son los festejos de cumpleaños en este lugar?
Pues mira, los cumpleaños dan la oportunidad de hacer todo un trabajo para cerrar tu ciclo. Entonces hay un trabajo donde vas a enterrar lo que ya no quieras y el temazcal es obligadísimo. Ese es diferente al que ahora tú viste, porque es justamente para cierre y apertura de ciclos. Dependiendo también de cuántos años cumplas porque en la tradición cada 13 años son muy importantes para los 52 que abres la puerta a la maternidad universal y a la sabiduría. Si ya los pasamos pues todavía más bendiciones, porque -decía mi madrina, la abuela Margarita- que los ancianos son oro molido. Entonces nos estamos preparando para ser oro molido y tener la apertura para compartir todas nuestras experiencias de vida. Por supuesto compartimos la pipa sagrada. Es una forma de poner el rezo, se dice que lo que uno reza con una pipa se realiza, se cumple. Tenemos aquel arbolito de la entrada, ya les hemos empezado a pedir que nos pongan listoncitos de toda la gente cuando recoge su rezo, es decir cuando se cumple aquello que piden. Si vienes con tus amistades se te hace tu canto y la gente que te conoce te dice como eres, para que en momentos de dificultad en tu vida, recuerdes este canto y te puedas levantar. Esa es la ceremonia de cumpleaños que se hace, entonces si vas a estar por aquí no te lo pierdas.

Bueno, muchas gracias. Eva Cecilia te agradezco mucho esta entrevista .

Al contario, muy agradecida yo de que hayas venido a este lugar con tus micrófonos.





Camino en Tlapalehui rumbo al Tlaltonatiuhyo, casa de medicina ancestral



Si desea más información visite los siguientes sitios.
www.tlaltonatiuhyo.com

http://www.casaluna.org/ver_perfil.php?id=188

E-mail: eva@tlaltonatiuhyo.com



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miércoles, 6 de octubre de 2010

LA INFLUENCIA DEL AMOR EN MARIA DEL CARMEN YOLANDA GUIJOSA CASTILLO

Yolanda del Carmen Guijosa Castillo, es una mujer fuera de serie cuyo fundamento vital es el amor en todas sus manifestaciones. Divide su tiempo entre el trabajo profesional como psicóloga infantil especializada en violencia doméstica y la asesoría en bienes raíces. Mujer sensible y solidaria que posee una gran empatía con el ser humano y sus circunstancias, además de un gran sentido del humor con el que contagia a las personas que la rodean y el cual le ayuda a sobrevivir los momentos difíciles. Les invito a conocerla.

Foto Magdalena Guerrero

Nací en Tecolutla, Veracruz. En ese lugar viví mi infancia la cual se caracterizó por ir y venir permanentemente del Distrito Federal a Veracruz durante muchos años, prácticamente hasta la adolescencia. Este lugar marcó mi vida porque disfruté del mar, del clima, de la comida con la familia de una manera muy cálida, muy amorosa. Y ahí comprendí que una de las cosas más importantes es el amor, que es algo que te permite tener un inicio con valores para comprender a la humanidad.


¿Tú sientes amor por tu prójimo?
Sí, como no. Yo siento amor por el prójimo porque mucho de ese prójimo siente amor por mí. Yo siempre he creído en la ida y vuelta, que lo que va viene y lo que se da se recibe, hay un eco.


¿Eres una persona que se ha sentido amada?
Sí, muy deseada, muy amada.

Foto Magdalena Guerrero

¿Quiénes te han amado?
Mi madre, mi padre también mostraba un gran amor. Algunas parejas con las que he compartido parte de mi vida me han tenido mucho cariño, yo también. Y amigas, pocas, no muchas, amigos también, muy pocos, no muchos, me han querido. Algunas personas dicen que para que haya amor debe haber odio. Yo creo que hemos tenido momentos de coraje, de tomar decisiones, de odios recalcitrantes, pero que se ha podido negociar, dialogar y al final se viene rescatando el amor. He aprendido también el amor hacia mí misma. No lo practicaba mucho, pero lo he aprendido.


¿Y cómo te amas a ti misma?
Cuidándome, me descuidaba mucho, no me atendía, como que no tenía claro que también me debo de consentir, no nada más a mi prójimo, sino a mí también.


¿Hasta qué edad viviste en Veracruz?
Hasta los nueve años. Yo radicaba en el Distrito Federal, allí estaba nuestra vivienda fija e íbamos a pasar temporadas largas a Veracruz. Mi papá tenía un negocio turístico y nosotros siempre estuvimos acompañándolo en esa empresa. Después de los nueve años viví en el Distrito Federal. Bueno, en varias partes. Fuimos un poco gitanos. De repente de las Lomas brincamos a una colonia realmente populosa en comparación a donde estábamos viviendo cuando yo era chica. Pero fue por las circunstancias.


¿Hay algún evento en tu vida que te haya marcado para ser la mujer que eres ahora?
Sí, como no, de repente me marca la orfandad desde muy pequeña. Mi mamá enviuda y nosotros de pronto tenemos que pasar por una serie de penurias, pero con una madre fuerte, líder, y que de pronto decidió que no se podía dejar caer esta familia. Y ella me da la pauta para tener la fuerza que tengo ahora. Me maternó en ese sentido, para saber luchar ante las adversidades. Las pérdidas me enseñan que no puedo estar perdiendo siempre, que tengo que aprender a ganar. Ganar espacios, ganarme el cariño, ganarme la vida, y también el respeto. Muchas cosas que de repente se pierden cuando la estructura familiar tiembla al tener una pérdida tan importante como es el padre o la madre.


Actualmente ¿a qué te dedicas?

Foto Magdalena Guerrero

Actualmente estoy trabajando en un espacio para mujeres que viven violencia familiar. Esta incursión en mi vida tiene tres años. Nunca la pensé, nunca la planeé realmente, fue sorpresiva. Es algo que me ha dejado una huella importante en la mente y en el corazón porque puedo poner mi grano de arena. Puedo ayudar en lo que es mi actividad profesional a muchas mujeres que están padeciendo violencia y que no tienen las herramientas ni el conocimiento de qué hacer, o cómo solucionar esto que está pasando en su vida. Muchas veces creen que es un destino, una violencia que sufrió su madre y que ellas también la deben volver a sufrir. Pero a su vez ellas están marcando cada generación a sus hijos con esta situación. Yo trabajo en un espacio donde hay un modelo de atención que permite que ellas experimenten apoyo en diferentes áreas, con profesionales que se dedican tres meses a ellas en el aspecto legal, médico, psicológico y psiquiátrico. Este modelo les da una estructura, las concientiza de una serie de cosas a las que nunca pensaron ellas que pudieran tener acceso.


¿Te gusta lo que haces?
Sí, sí me gusta, sobre todo porque específicamente trabajo con niños. Dentro de este espacio estoy en el área de la psicología infantil, la cual me da mucha vida, mucha creatividad. Los niños, al ser sobrevivientes de esta violencia, ya traen herramientas para poderla soportar. Pero de repente uno les puede enseñar a defenderse de muchas cosas que ellos no saben que pueden hacerlo. Traen una indefensión aprendida, al no saber la madre defenderse, ellos hacen lo que ven. Yo trabajo con ellos y comparto un espacio importante de pensamientos y sentimientos.


¿Podrías platicarnos algo sobre cómo es trabajar con niños?
Bueno, pues los niños llegan a este espacio con lo que las madres les platican. Ellas muchas veces les dicen que van a estar algún tiempo aquí porque tuvieron un problema con el papá y no pueden estar en la casa.


¿Es un internado?
No, es un albergue. Un lugar donde tienen una estancia de máximo tres meses y mínimo pues lo que ellas consideren pertinente, si quieren estar allí. Los niños llegan muchas veces lastimados. La mayoría de ellos muy tristes, a pesar de que el papá es muy violento muchos de ellos lo extrañan porque están en esa ambivalencia del amor odio. A pesar de que no les agrada que le peguen a su mamá, saben que es su papá. Sin embargo, mucha de la labor que hacemos nosotros es ayudar a que identifiquen qué fue lo que pasó, a que sepan que no tienen por qué estar viviendo violencia, a darles herramientas para que ellos puedan enfrentar esa situación tan difícil que están viviendo. ¿Cómo? Aprendiendo a defenderse, aprendiendo a preguntar y a pedir explicaciones de por qué está pasando esto en su casa.
Los niños llegan a ese espacio a compartir juegos y dinámicas para des-estresarse un poco, estar más relajados ellos o su mundo que en ese momento es tenso. En el área de psicología infantil les ayudamos a expresar lo que sienten y lo que piensan al no estar cerca de su papá. Abordamos también cómo viven el estar en el albergue con otras mamás y con otros niños que vivieron las mismas experiencias.
Bueno, realmente a mí me agrada mi trabajo porque los niños me permiten tener una experiencia humana, profesional, ética, recibo mucho amor y también puedo dar amor y respeto, que de eso están necesitados muchos de ellos.

¿Los niños cuando se van del albergue se van contentos o sufren? ¿cómo se van?
Cuando se van del albergue ya llevan una conciencia de que ese espacio fue únicamente temporal, que es un espacio en el cual ellos tienen que buscar otro proyecto de vida. Platicamos con la mamá y con ellos sobre su proyecto a la hora de ingresar, algunos se van, algunos no se quieren ir porque les gusta. Muchos aprenden a ser niños, ahí pueden jugar sin violencia, sin ser agresivos, es que el papá no les permite tener un tiempo de juego ni un poco de convivencia infantil y allí la tienen. Entonces les gusta aprender nuevamente a encontrarse, a saber más de su niñez y quisieran quizás permanecer más tiempo allí. Sin embargo se les explica, se les ayuda a comprender que es una etapa más. Se les lleva un seguimiento para que en caso de que requieran otro tipo de ayuda, los podamos canalizar y no se sientan abandonados nuevamente.


Y las mujeres, cuando salen del albergue, ¿cómo salen en comparación a cómo entran? ¿Qué proceso se da allí?
Ellas salen con un aprendizaje significativo en cuanto que conocen un modelo de atención que les va a permitir saber que tienen apoyo legal, revisiones médicas y un trabajo social que tiene que ver mucho con su proyecto de vida. Si son mujeres que tienen una red de apoyo familiar bueno pues les va mucho mejor, porque el modelo con el que nosotros trabajamos combinando con esa red de apoyo les permite tener una calidad de vida diferente. Si no tienen una red de apoyo familiar o social les cuesta mucho más trabajo y bueno, yo quisiera que no, pero muchas de ellas, a veces por la dificultad o por no encontrar una solución a su problema económico y a veces hasta también problema emocional, regresan con el generador de violencia. No sabría decir en qué porcentaje pero muy pocas de ellas son las que no regresan con él.

 Foto Magdalena Guerrero


¿Y algunas de estas mujeres después de que salen del albergue regresan?
Si. Algunas de ellas vuelven nuevamente al albergue, sobre todo las que creen que no va a volver a darse la violencia familiar. Nosotras somos enfáticas al decirles que si su pareja no recibe ayuda profesional no va a cambiar la relación. Entonces ellas muchas veces lo dudan y regresan con ellos sin hacer caso a nuestra recomendación, y bueno, lo tienen que confirmar de una manera triste y difícil al ser nuevamente violentadas por el trato que ellos les dan, con golpes, con insultos. Entonces buscan otra vez el apoyo del albergue y se les da. Hemos tenido dos casos de mamás usuarias que regresan y vuelven nuevamente a pasar por el proceso, quizás ya no los tres meses, pero sí están un buen tiempo y afortunadamente ya no regresaron con su pareja.

Todas estas personas que pasan por el albergue y tienen relación contigo, esos niños con los que trabajas ¿cómo te impactan personalmente? ¿qué pasa dentro de ti después que ellos se van?
Mueve muchas cosas, en mi papel de mujer me siento satisfecha en cuanto que estoy haciendo una labor profesional lo más ética, responsable y comprometida posible. En el aspecto social me siento atada de manos porque muchas veces quisiera darles la ayuda que requieren para poder tener un mejor proyecto de vida. Como psicóloga me siento satisfecha y muy contenta porque me quedo con una sonrisa, con un abrazo, con un beso de un niño, con una carta que dice: “Yola te amo, te quiero mucho, gracias por todo”. Los niños tienen herramientas para poder sobrevivir en esos espacios de violencia, cuando ellos llegan allí nos demuestran que las tienen, pero sin embargo, el complemento de un buen trabajo en psicología infantil es que los niños tengan muchas más posibilidades de poder salir adelante, de saber defenderse, de conocer sus derechos, de saber expresar qué quieren y tratar de buscar lo que en un momento dado quizás a sus madres no les tocó ver: no volver a estar en un espacio de violencia.


¿Para ti qué significa que en las ciudades haya albergues para mujeres?
Desde el punto de vista de las políticas públicas es algo muy importante porque implica que las mujeres tengan derecho a protección ante una pareja violenta. La mujer tiene la necesidad de acudir a un espacio donde la puedan apoyar y proteger en un caso así. Muchas veces la familia no puede o no quiere dar esa ayuda. Al haber albergues tienen esa oportunidad que se requiere incluso para salvar una vida.


¿Tú crees que en algún momento se pueda erradicar la violencia contra la mujer?
Se podría siempre y cuando hubiese una cultura de respeto y la educación permitiera enseñarle al hombre a no ser violento o agresivo con las mujeres. Si hubiese además políticas que impidieran esta violencia y espacios de protección tanto legal, como física, que es el caso de los albergues para mujeres.


¿A qué se atribuye que anteriormente no se hablara de esta violencia intrafamiliar y que de algunos años a la fecha sea un tema presente en congresos, en mesas de negociación política y en los medios de comunicación?
Creo que hablando desde el punto de vista de la población, puesto que las mujeres somos más del 50% que los hombres, ya no se puede ocultar ni callar este hecho ni en su dimensión política ni en su dimensión social. Esta difusión se debe más que todo a la lucha de algunas mujeres valientes que han decidido sacar a luz pública lo que está pasando. Ellas han logrado que se dé a conocer de una manera objetiva y documentada esta situación de violencia que viven muchas mujeres no solo en nuestro país sino en el mundo entero. Mujeres trabajando para otras mujeres ha sido un factor fundamental.


¿Cómo se puede trabajar a favor de las mujeres?
Ayudándolas, informándoles de sus derechos, quizás haciendo redes a favor de las mujeres en diferentes tribunas o en diferentes espacios. Mujeres profesionistas asesorando a mujeres de escasos recursos que necesitan lo mismo información que desarrollar habilidades o adquirir conocimientos. Ahora que están de moda las redes en donde se pueden encontrar tantas cosas, apoyo, ayuda, amistad, solidaridad, quizás tener una red de mujeres no sólo es una opción sino una necesidad.


Hablando de la violencia familiar o contra la mujer ¿cuáles serían los temas o las áreas en las que necesitaríamos educarnos o educar a las nuevas generaciones?
Necesitaríamos crear una cultura de género con la cual entendiéramos que el modelo de machismo que está actualmente en nuestro país genera muchos problemas para nosotras las mujeres, porque es un modelo en el que el hombre tiene el poder y el macho los privilegios. Ya se ha empezado a cambiar este tipo de política pero aún falta mucho por hacer. Realmente todavía existe mucha discriminación y violencia hacia la mujer, hay una gran inseguridad y riesgo para las mujeres en cuanto al abuso sexual por este modelo de masculinidad.


¿Es difícil ser mujer en una sociedad como la actual? ¿Por qué?
Sí. Realmente es muy difícil ser mujer. No se nos facilita hacer las cosas, en el aspecto laboral es muy problemático, ya sea por la edad, por la falta de estudios o porque los puestos son menos privilegiados para las mujeres que para los hombres y mejor pagados para ellos. Las mujeres no podemos vestirnos libremente de manera como queramos. Somos atacadas. Si alguien nos está violentando sexualmente, siempre se nos juzga por que íbamos vestidas inadecuadamente o por tratar de provocar al sexo masculino. En la familia no siempre obtenemos el mismo trato porque obviamente se le da la preferencia al hijo varón. Las cosas no son fáciles para nosotras, en la pareja cuando el hombre ya tiene el control de la relación la mujer no es libre. Entonces no hay equidad en la forma de vida para hombres y mujeres, nosotras tenemos más dificultades en la sociedad.


¿Crees que ya estamos sensibilizadas para ayudar a otras mujeres? Ya ves que se habla de una gran competencia entre mujeres.
Yo creo que aún no estamos sensibilizadas para funcionar como mujeres ayudando a otras mujeres, al contrario, desde mi trabajo y mi tribuna he detectado a veces lo que podría ser mujeres trabajando en contra de mujeres, pero esto es cultural. Socialmente no veo yo mucha sensibilización, ni mucha sensibilidad. Hay casos fuera de lo común y realmente es algo muy grato ver eso, aunque también raro. Quizás de 10 mujeres, 9 no están trabajando a favor de otras mujeres. Sólo una, lo cual requeriría hacer un trabajo muy de fondo y de forma para poder sensibilizar a las mujeres a que ayuden a otras.


Y en tu trabajo como psicóloga ¿cuál es la mayor satisfacción que has tenido?
La mayor satisfacción que he tenido es poder a ayudar a los niños a que sean ellos, a que logren su libertad de pensamiento y de sentimiento. Me da mucho gusto cuando un niño me dice: “Yola estoy feliz”. Eso me llena lo que resta de mi día. Realmente es algo que me ha hecho muy feliz.


¿Solamente te dedicas a la psicología?


Foto Magdalena Guerrero

No, he descubierto que me gusta también la asesoría inmobiliaria, aunque tengo relativamente poco tiempo en ello, pero me está gustado mucho, me interesa, y ya es una meta a alcanzar.


¿Y cómo puedes combinar tus actividades relacionadas con la inmobiliaria y la psicología?
Pues me doy mis tiempos realmente. En los fines de semana trabajo lo que es el área de la psicología infantil y entre semana estoy colaborando con lo que es la asesoría inmobiliaria. Les veo algo en común, porque en las dos actividades se trabaja mucho lo que es el interior. Las casas tienen algo muy importante de las personas que las habitan, hablan mucho de sus gustos, de sus emociones, de sus pensamientos. Y en la psicología infantil también trabajamos lo que los niños sienten y piensan. Tienen mucho que ver las dos cosas con el adentro y el afuera.


Y en el campo de los bienes raíces ¿qué fue lo que te atrajo?

Es algo como un hobby, algo que yo necesitaba para llenar mi vida, como que fue un deseo de juventud. Siempre compraba la revista de diseño de interiores, me gustaban los libros de arquitectura aunque no tenía el deseo de ser arquitecta. Me gustaba más el interior de la construcción, los que la habitaban y los que la compraban. Y me quedó el deseo de dedicarme a lo que era ayudar a comprar y vender a quienes deseaban tener una propiedad. Como que se me quedó esa idea en el inconsciente y ahora que estoy en la edad madura es un proyecto y un sueño que no quiero dejar perder y que lo estoy realizando a la fecha.


¿Qué ocurre cuando tú logras contactar a un vendedor con un comprador? ¿Qué de lo que ocurre allí es lo que te produce satisfacción o que sientes como un logro?
Siento que es un sueño cumplido.


¿De quién?
Sobre todo del comprador, porque el que está vendiendo ya disfrutó la propiedad, ya la tuvo, ya pudo cumplir sus sueños de estar en ella. Y para quien la compra es algo que apenas se va a realizar y cuando se concreta me siento sumamente feliz porque veo la realidad de un sueño.


¿Pero por qué? ¿qué tiene que ver ese sueño del comprador contigo?
A lo mejor hay algo más, quizá estoy soñando que compro esa propiedad. A lo mejor yo estoy comprándola muy en el inconsciente.


En este trabajo de bienes raíces yo creo que la negociación es una parte importante.
Si.


¿Qué significa para ti la negociación? ¿Qué aspectos personales se involucran en una negociación? Me parece que la negociación es clave, casi el mayor reto del negocio, pero a nivel personal ¿qué implica?
Como asesora requiero mucha tolerancia a la frustración y mucha capacidad para el manejo de objeciones, sobre todo del comprador que es el que tiene todo tipo de peros al negociar el precio.


¿Ser psicóloga y ser agente de bienes raíces es lo que tú querías ser en la vida?
 Yo creo que a estas alturas del camino sí. Les veo mucho en común. Yo creo que la psicología y las ventas están presentes en todos los espacios de la vida y de muchas profesiones.


Ya para terminar, ¿qué papel juega en tu vida el humor?

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Juega un papel muy importante porque me saca de situaciones muy complicadas, lo mismo cuando es un problema muy fuerte a nivel pareja, o cuando estoy triste, o cuando estoy llegando al fondo de una situación en la que no encuentro salida. El humor me da vida, me rescata de esos problemas, me hace reír.


¿Y de que te ríes?
A veces de mí misma o de una circunstancia cotidiana. Me río de lo absurdo. Me río de la situación. A veces la situación social es tan real y tan trágica que uno termina riéndose de algo que no se puede creer que esté pasando. Como por ejemplo: Ayer entré al metro y se inundó, entonces el medio de transporte se había vuelto un río porque bajaba como cascada por las escaleras. De donde nos íbamos a ir para protegernos teníamos que salirnos porque estaba igual que afuera. De repente, nos empezamos a reír todos porque no nos sirvieron los paraguas, las botas, ni nada, no había forma. De esas cosas me río.


Muchas gracias Yola por esta entrevista.
Gracias a ti.

Escríbale a:
Maria del Carmen Yolanda Guijosa Castillo
m.olimpo@hotmail.com